Un talentoso pintor nacido en Santo Domingo, República Dominicana, en 1931, dejó una marca distintiva en el mundo del arte a lo largo de su vida. Su pasión por la pintura lo llevó a una educación formal en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), donde se graduó en 1949 bajo la tutela del renombrado escultor Manolo Pascual. Sin embargo, su sed de conocimiento lo llevó más allá, ya que buscó perfeccionar su técnica en la pintura durante tres años adicionales como discípulo de Jaime Colson.

Domingo Liz no solo se destacó como artista, sino que también compartió su conocimiento y pasión por el arte como profesor. Durante veintiocho años, impartió sus conocimientos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y su legado perduró durante cuarenta y dos años como docente en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA).

A pesar de su impacto en la educación artística, las exposiciones individuales de Domingo Liz fueron pocas a lo largo de su vida. La primera de ellas se realizó dos décadas después de su graduación de la Escuela de Bellas Artes, marcando un hito en su carrera. La segunda exposición se llevó a cabo en 1980 en la Galería de Arte Moderno, donde su obra cautivó al público.

En la década de 1990, Domingo Liz participó en al menos cinco exposiciones colectivas, tanto a nivel nacional como internacional, consolidando su posición en la escena artística dominicana. Su quinta y última exposición individual tuvo lugar en la Galería Varelli, ubicada en La Marina de Casa de Campo, antes de su fallecimiento en 2013.

Domingo Liz, a través de su obra y su labor como educador, dejó una huella perdurable en el mundo del arte dominicano. Su dedicación a la pintura y su deseo de compartir sus conocimientos con las generaciones futuras son testamentos de su pasión por el arte y su compromiso con su país. Su legado sigue vivo a través de las obras que creó y la influencia que ejerció en la comunidad artística de la República Dominicana.