Rosalba Hernández, artista visual nacida en Dajabón, se desplaza a la ciudad con la idea de producir arte como única justificación consecuente al impacto en su conciencia de que esa realidad provincial no era absoluta. Sin embargo, Santo Domingo la empapa de nuevas historias que ahora resultan un ejercicio creativo en la forma de plasmar su crónica de vida y las brumas que a pesar del sol alberga una frontera mayor.